lunes, 30 de noviembre de 2009

Contrastante y variada en actitudes es la sociedad cubana

Este domingo amaneció de similar manera desde el oriente hasta el occidente de la Isla. La causa no fue la presencia del sol en el horizonte o las posibles bajas temperaturas en la víspera de un invierno que amenaza por llegar. Fue la movilización nacional y la convocatoria a un domingo de preparación para la defensa que nos devolvió una jornada común.

Ya un “Bastión” había colocado, desde el jueves, al país en pie de guerra; hombres y mujeres probaron su capacidad y disposición para defender a Cuba en cualquier variante de agresión enemiga; los medios de comunicación dieron fe de los diferentes ejercicios y maniobras, mas, no todos los cubanos y cubanas tuvieron la posibilidad de activarse en el entrenamiento militar. El domingo, en cambio, sí fue un suceso para todos.

A mí, las primeras horas del día me sorprendieron en la cama… el agotamiento de un prolongado insomnio había traicionado el hábito de despertar temprano: una ausencia y miles pensamientos me impedían dormir. Lo imaginaba vestido de verde, con ese uniforme que me atrae y me evoca un beso que algún día me dio junto a su cama antes de partir en domingo similar. Lo había soñado durante toda la noche con el fusil, en la trinchera, aguardando como fiel soldado la hora precisa del combate.

Él a la orden y yo descansando bajo las sábanas; un sábado de puntualización de planes de guerra en mi trabajo me habían exonerado de la tarea dominical. No era, en cambio, la única que dejaba de asistir al entrenamiento militar; en la profundidad del sueño sentí la voz de mi vecino, que increíblemente invitaba al otro, al de la casa del lado, a irse para los juegos de gallos: “hoy es un buen día, todo el mundo está en la defensa”.

Lo que dijo la prensa, en noticias y titulares, no fue una farsa: el domingo puso en pie de guerra a los cubanos y cubanas, pero, no es mentira que contrastante y variada en actitudes está hecha la sociedad cubana. Pensar diferente es no prepararnos para la verdadera guerra.

Mi vecino, prefería tentar a otros a la prohibida práctica de jugar en las vallas; no asumió el deber de la defensa como no asume la afiliación a las políticas de izquierda. Pero Carlitín, el vástago masculino de la familia, que optó por la carrera de Camilitos, porque quiere ser un combatiente de la patria, se había levantado bien temprano para ir a Camagüey adonde está su posición de combate; mientras, Mercedes, la esposa, que trabaja como maestra en una escuela, salió luego de despedir al hijo y es que “ella tiene una responsabilidad y le gusta cumplir”.

Mi vecino, que no comparte la idea de defender a la Revolución, seguramente no fue el único. Admito la existencia de otros que por cualquier causa, con argumentos o no, se quedaron en casa desestimando la importancia de preparase para una guerra contra el país.

Desde mi cama, no sólo pensaba en mi soldado, al que en varios días no he escuchado ni siquiera por teléfono… inevitablemente imaginaba a mi vecino en un escenario real de la guerra: ¿Tomaría un fusil para disparar en las tropas enemiga contra el ejército donde combate su hijo? ¿Atacaría una escuela a sabiendas que Mercedes cuida de los niños de otros en su condición de maestra? Está por ver.

Nos convocan a prepararnos para la guerra, como variante exclusiva para evitarla, no esperemos la posibilidad real de comprobarnos, definamos desde ahora de qué lado estamos y en qué trinchera combatimos.

Me levanté de mi cama y escribí estas líneas porque desde mi blog pretendo hacer un ejercicio periodístico de combate, colocarme en el bastión cotidiano de la defensa de mi patria, y no haré como Espirta la impaciente reclamación de madre; mi voz será la de Abdala : “Quien a su patria defender ansía ni en sangre ni obstáculos repara; del tirano desprecia la soberbia; en su pecho se estrella la amenaza; ¡Y si el cielo bastara a su deseo, al mismo cielo con valor llegara!”.







Nota.
1.Espirta es la madre de Abdala: personaje de la obra de teatro “Abdala” de José Martí.

2.Abdala es el hijo de Espirta: personaje de la obra de teatro “Abdala” de José Martí.

3. La cita pertenece a la bibliografía: Martí José. Abdala. Obras Completas. Toma 18. pág.20.

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