domingo, 7 de marzo de 2010

LAS MUJERES RECLAMAMOS NUESTRO DERECHO A SABERNOS SUPERIOR

El hombre del siglo XXI, en Cuba, ha interiorizado tanto la igualdad plena de la mujer que ahora no le brinda el asiento en los ómnibus, ni le ofrece la mano para descender del mismo, pues ¡Eso querían, disfrutar los mismos derechos! Es como si la falta de cortesía significara reconocimiento de igualdades.

A la mujer se le grita y se le ofende, incluso con palabras descalificadas por las normas de la buena educación, ¿La causa es que nuestros oídos son semejantes al del menos elegante de los hombres?

He visto el gesto violento o la actitud desafiante a causa de un triunfo de mujer, no importa la lid; puede que hasta en el más simple combate de dominó. ¿Se sienten ellos iguales o no?

Un amigo, dado al oficio de escribir, llamó a mi teléfono para entrevistarme sobre las mujeres de mi época; quería establecer una comparación con las generaciones femeninas que me anteceden en el tiempo. Yo inmediatamente conversé sobre los derechos conquistados en la educación, la cultura…en las libertades plenas de las que hablaba Martí.

Pero superiores en el arte del reconocimiento hemos descendido en los halagos y los privilegios de un trato vigoroso y espléndido, dotado de singular excelencia por nuestros cohabitantes en materia de géneros.

Por fortuna siempre queda el varón pasado de época, el que se aferra a los convencionalismos de antaño…el que aún regala flores y usa discursos poéticos, o el tierno y romántico galán capaz de hacer que, más que igual, la mujer se sienta un ser SUPERIOR.

Reclamar derechos es parte de la historia de generaciones de mujeres, casi desde los albores del siglo XX. Queremos igualdad de participación, equivalencia en las oportunidades… pero nunca nadie dijo, en estos dos siglos, que renunciábamos a la cortesía y el trato distinguido como madres, amigas, hermanas, hijas o compañeras…

Las mujeres merecemos, como prerrogativa naturales, el respeto y el amor del hombre; el que en virtud de nosotras mismas goza del elemental derecho a la vida.

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