miércoles, 5 de mayo de 2010

Coincidencias....

Ascender el Turquino ha sido para los jóvenes cubanos  un reto en decenas de generaciones, encontrase allí con el apóstol, de cara al sol, como pidiera en uno de sus versos, es esencia y fin de  la hazaña.

Fue en el año 1953, en mayo, justo cuando el apóstol iba a cumplir su centenario, que la efigie portentosa del Maestro fue colocada a dos mil metros sobre  el nivel del mar.

En el adverso del pedestal de piedra quedó incrustado para la memoria los nombres de quienes hicieron posible esa hazaña y donde reza indiscutible el de Celia Sánchez Manduley.

Pero no sería ésta la única vez que la mujer desafiante y valerosa, venciera las alturas y los angostos trillos de las montañas… no sólo en sus hombros, engañosamente frágiles, levantó el busto de Martí  por la Sierra… sobre ellos recayó  organizar y preparar condiciones para  el desembarco del Granma en la zona oriental.

Celia anduvo de igual por  la cordillera rebelde ofreciendo sus servicios y convirtiéndose en mujer de confianza para las grandes tareas. Con todas  cumplió cabal  y sin descanso, el que no tuvo nunca más en su revolucionaria vida.

La heroína de la Sierra, la vencedora en las primeras batallas de la transformación, la que seguía de cerca las obras que se iniciaban en los proyectos, la que escuchaba los pedidos del pueblo… la autora de tantas  buenas acciones para el insuficiente espacio de una crónica periodística nació un nueve de mayo del año 1920.

La coincidencia la hace la historia: cumple Celia sus 90 años en el día de las madres, ella que fue como Alma Mater de la Revolución y los revolucionarios cubanos.

En el pedestal de piedra del apóstol, ese que Celia nos llevó al Turquino, está  como escrito también para ella, con nobles letras de bronce, el pensamiento martiano que dice “Escasos como los montes son los hombres,  que saben mirar desde ellos y sienten como entrañas de nación y humanidad".

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