martes, 13 de julio de 2010

Biberón para chivitos… y para niños

Esta es “la Chivita” que, con solo dos meses de nacida, sus pequeñas ubres están repletitas de leche como premonición  de que su  misión esencial  es amamantar de sus senos a sus futuros crios.  Ya ella sabe, como prematura  noticia, de que a las hembras y las madres la naturaleza las  dota del primer e insustituible  alimento para la vida.




Néstor Juan De Zayas es el campesino que le vio nacer y casi con sus manos le ayudó salir del vientre pelinegro de su madre, a quien no le preocupa las ubresitas de la recién nacida: sabe que de sus tetas, que también están  repletas, será de donde le llegarán las fuerzas a esta precoz “mujercita”.

“La Chivita” no tiene nombre aún. “Campanita”, su chiva madre, no le ha bautizado todavía porque ocupada en alimentarla cada día y en ayudar a Néstor Juan en el acopio de leche para la industria láctea,  a penas si le queda tiempo para mirar a esa pequeña que se deja “ordeñar” del campesino y nos posa para la cámara.

Ahora le queda dudas a De Zayas, si esta pequeñita con tarros servirá para artista de televisión o para madre reproductora, mientras tanto se ha enterado que tendrá que ver a la recién nacida con un veterinario porque eso de que su “chivita” ya tenga leche en sus pequeñas ubres puede parecer toda una curiosidad, mas significa un asunto de atención médica para comprobar las causas.

Néstor, que en sus predios cuida también de 23 caprinas en condiciones para el ordeño, quiere que la hija de Campanita sea, en el futuro, tal y como su madre: una buena reproductora que de leche a sus crios y  que se deje exprimir bien sus ubres para  que niños y niñas de Florida, que  no toleran en sus inmaduros estómagos, la  leche de vaca, reciban cada mañana el biberón  tibio y espumado del desayuno.

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