domingo, 13 de marzo de 2011

SALDANDO UNA CUENTA CON EL GAGO….

Este día de la prensa le debo una crónica a un colega… bueno, a un maestro. Voy a saldar mi cuenta con Francisco Sierra Ortega, el que aprendió periodismo entre los centrales y las cañas de mi pueblo natal y luego fue a la universidad para quitarme la condición de primera periodista graduada del municipio de “Carlos Manuel de Céspedes.”

Frank, entre broma y réplica a quienes quieren ponerme contra ti, es justo confesar de que mis más preciadas lecciones, sobre la síntesis y la redacción directa para un mejor mensaje radial, las aprendí con tus correcciones, a pesar de que jamás tuve la idea exacta del significado que le dabas a la calificación de “bastante bueno” con que solías definir mis primeros trabajos periodísticos.

Lo cierto es que otro fuera mi estilo u otra la manera de interpretar la realidad si no hubiera asistido a la escuela de periodismo que para mi representó la redacción informativa de Radio Florida que tú dirigías, complementando lo que en  la universidad, inmejorables colegas, se encargaban de entregarme como teoría.

Desde entonces has sido amigo, padre, educador…. Y aunque ya te lo he dicho muchas veces te debía esta crónica, la que estoy segura leerás con la precisión fonética que te permita tu distintiva gaguera, la que agudizaba cuando Cari, tu esposa y mi amiga,  nos hacía creer que padecía de celos por tu empeño en que yo aprendiera a hacer el periodismo en la calle, facilitándome  el asiento de tu motor.

Frank, hoy firmo y acuño estas palabras de afecto y agradecimiento hacia ti, pero no por mera repetición de lo que tú sabes de memoria; las trasmito como legado para los que se inician en el mundo de la noticia, para los que hoy asisten como única escuela y universidad a esa misma redacción donde aun se te oye y eres ejemplo.

Dicen que el gago canta mejor que lo que habla, entonces, amigo, cantemos juntos el tango de Gardel pues desde mi experiencia me convenzo de que 20 años, los que han pasado desde que me gradué, no significan absolutamente nada cuando comprendo, sinceramente, que aun me queda mucho por aprender de tu sistematicidad y consagración, de tu manera de asumir esta misión nuestra de reflejar la verdad y sus perspectivas, de construir y edificar con  el verbo, de apuntar al blanco con la pluma y disparar certero a los problemas, a sabiendas de que la Revolución nos sigue intacta en el corazón y el alma.

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