martes, 21 de junio de 2011

En defensa del género ¡No hay que exagerar!


La naturaleza hizo el género. Es natural, entonces,  que defendamos la diversidad y el reconocimiento equitativo de la hembra y el macho, de la mujer y del hombre… tan es así que los Medios de Comunicación promueven el respeto al género y sus conceptos, básicamente, dentro de la especie humana. Pero creo muy sinceramente que ¡No hay que exagerar!
En un programa de Radio Rebelde, cerca de la media noche, recientemente intervino en una extensa charla educativa un especialista que intercambiaba con locutora y oyentes sus consejos en eso de la comunicación de padres y adolescentes, así como la consabida responsabilidad de familia y sociedad en la conducta de estos. Hablaba a cada momento de niñas y niños, de jovencitos y jovencitas, de hombres y mujeres, de hermosas y hermosos, de inquietos e inquietas, de pequeños y pequeñas…
No hubo sustantivo, adjetivo, calificativo y cuanta palabra aceptara la conjugación de género que ese especialista  usara con sendas terminaciones, la femenina y la masculina, prolongando el discurso y convirtiéndolo casi en una sátira al  respeto y defensa del género.
Estoy de acuerdo conque resulta injusto el uso de términos neutros para designar al plural sin distinguir la diversidad;  que cuando se hable de grupos humanos se generalice con el sustantivo “hombres”, o con  “padres”  a la pareja cuando ya tiene descendencias,  y que baste decir "niños" para referirnos  a los infantes, …, así sucesivamente.  Una cuestión impuesta por el uso del habla y por las normas de las academias;  pero,  luego de escuchar la referida plática especializada de Radio Rebelde,  me doy cuenta que en la gramática y la comunicación eso de la lucha del género puede ser todo un fastidio.
Imaginase que de tal manera tendríamos que comenzar a decir que el mejor amigo y la mejor amiga del hombre y la mujer son el perro y la perra. Y si de refranes, por ejemplo, se trata, entonces habría que escribir  que “el hábito hace al monje y la monja”… que “el muerto y la muerta al hoyo y el vivo y la viva al pollo”, que “niño o niña que no llora…”, ya saben;  la síntesis sería un problema mayor para los periodistas,  la redacción, el estilo y para los espacios en noticiarios o publicaciones.
Hace más de CIEN años un verdadero maestro en la defensa del género comenzó su libro, de edad y letra de oro,  diciendo: “para los niños es este periódico, y para las niñas por supuesto”[1].  Su respeto al género y la diversidad humana quedaron explícitos en el prólogo de su publicación, no necesitó  abusar de la conjugación gramatical, no fue preciso colocar cada sustantivo o adjetivo en femenino y masculino. Su empeño en igualar  y respetar a hembra y varón estuvo insuperable en el contenido, en la pluralidad de sus temas, tanto para “los caballeros de mañana” como para “las madres de mañana”.
Entonces creo, sinceramente que en esto del género NO hay que exagerar, que los hombres y las mujeres del planeta vamos marcando  la diversidad más en los valores que en el sexo que definió nuestros cromosomas. Que nos distingan por cómo actuamos y  que nos  traten como seres humanos  es lo importante…y más aún,  que  aprendamos a serlo, en eso creo yo, hay que concentrar la lucha.


[1] José Martí: La Edad de Oro. Editorial Gente Nueva.

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