miércoles, 19 de octubre de 2016

Negocios en Cuba ¿Tener o no tener?


“Se puede tener un restaurante privado en Cuba dentro de los márgenes de la legalidad, haciendo una administración  eficiente y con mucha austeridad”: así asevera Lisbel Tena Ballagas propietaria de El paso, un restaurante privado en el centro histórico de la ciudad de Camagüey que lleva algo más de dos años ejerciendo el trabajo por cuenta propia luego de una vasta experiencia en el mundo empresarial del turismo.
En la plaza del Carmen, ahí donde los adoquines le reservan la longevidad a la ciudad, que se hace más atractiva al turismo por las esculturas de Marta Jiménez y la Iglesia de dos campanarios, está ubicado El paso con las puertas abiertas a los visitantes que lo seleccionan, sobre todo, por su oferta de comida muy típica cubana como  la ropa vieja, el casabe, las frituras de malangas y el tasajo.
En la casa 261  conversamos con la joven empresaria que asegura que su negocio camina, que tiene que esforzarse para consolidarlo, y que la clave está en  avances cortos, poco a poco, para sostenerse en el éxito. Lisbel es graduada de Ingeniería Civil y Máster en alimentación, trabajó por muchos años en Palmares, una empresa estatal del turismo, y sabe que su desempeño en La campana de Toledo, le sirvió de escuela para su habilidad en dirigir y organizar, le aportó  creatividad e iniciativas, la búsqueda de soluciones rápidas… y  aprendió que “los vicios”  pueden llevar a los negocios a resultados ineficientes.
“Mira, hay muchas cosas que aun tiene que mejorarse para facilitar esa disciplina a lo lícito pero  se puede tener una administración eficiente y austera, como ya dije,  y estar dentro de la legalidad”. Insistió más de una vez en estos conceptos la dueña del restaurante  El paso, quien se reservó detalles porque “por ética,  no quiero  abundar en las causas de los otros restaurantes que han tenido dificultades, pero, la experiencia  me dice que uno tiene que escoger mejor a sus referentes para el negocio,  no se puede pretender logros si no es paso a paso”.
La opinión de Lisbel fue compartida igualmente por su esposo Yosvany Miranda quien es graduado de Derecho y participa en  la administración y el cuidado del paladar. Ambos coinciden en que las malas prácticas  que se pueden observar en este mundo del negocio (ya sea estatal o privado)  se tratan de  comportamientos fuera de la ética,  de los valores de las personas o de costumbres que se instalan a partir del margen que les da ciertas fisuras en los mecanismos aún no bien adaptados para una buena gestión económica.
Recientemente El Paso recibió una fiscalización  por parte de la Oficina de administración tributaria (ONAT)  que auditó su contabilidad y la legalidad de los gastos e ingresos… fue un proceso que la mantuvo inquieta pues temía a su falta de conocimientos en economía, y porque no siempre comprendió los mecanismos que su gestor le imponía para los controles, pero salió bien. Luego  le llegaron noticias de que tres restaurantes particulares, también de la ciudad de Camagüey,  habían tenido dificultades y estaban en proceso de verificación por violaciones de lo establecido;  “esas piedras en el tejado ajeno” la retaron  a la revisión y por supuesto a enmendar  cosas que podían ser corregidas. 
Porque no todo es color  rosa.
El tema de un mercado mayorista que no acaba de consolidarse, el impedimento en los establecimientos comerciales por no tener parqueo y ellos compran grandes cantidades de productos, así como la ausencia de comprobantes oficiales para legitimar las compras en tiendas minoristas, hace un poco difícil el tema de licitar los recursos. Sin embargo la experiencia con la Empresa Pesquera de Santa Cruz del Sur (EPISUR) le dice que el proceso de contratación con proveedores estatales puede facilitarle la adquisición de alimentos con garantía de inocuidad y transparencia comercial.
Recientemente por evasión en el pago de impuestos, y otras conductas  (actividades económicas no tan apegadas a la legalidad y lo establecido para el ejercicio y desarrollo de restaurantes privados), tres negocios de Camagüey  están en  proceso de instrucción policial, y como bien dice Lisbel, estos hechos nos lleva a profundizar más en el “moderno” mundo del cuentapropismo.
Una de las indisciplinas en las que incurren algunos de los propietarios de negocios es el fraude en el consumo eléctrico, en su mayoría estos clientes están considerados altos gastadores teniendo en cuenta que los restaurantes usan climatización, neveras y equipos eléctricos que elevan la carga del inmueble. La empresa estatal eléctrica conocida por sus siglas OBE tiene computarizado y automatizado sus sistemas para detectar irregularidades, por eso es usual que se detecten alteraciones en los metros contadores, no obstante aun el control no es todo lo sistemático y eficiente que se precisa para no dejar que las personas tomen “alas” y  alimenten cierto aire de impunidad.
En algunas de las fiscalizaciones se ha detectado que el sector estatal abre sus brechas y negocia fuera de la legalidad con el sector privado, por ejemplo, en el caso del servicio de gas licuado, los cuentapropias hoy tienen la posibilidad de hacer dos contratos en una misma propiedad, y por cada uno cinco cilindros de 10 kg  de este combustible. Si lo necesitan, pueden hacer el cambio de los vacíos por los llenos diariamente, valga decir que la oferta de este producto es estable en los distintos puntos de la ciudad de Camagüey, sin embargo ha ocurrido que han entrado en componenda con  las empresas estatales que usan cilindros de 45 kg. Tal ilegalidad es detectada porque tanto al sector privado como al estatal se le realizan inspecciones por la entidad comercializadora del gas licuado.
Ósea que más allá de la ausencia de un mercado mayorista que facilite la licitud de las compras, y de la imperfección aún de los mecanismos de contratación con proveedores, hay también brechas en prestadores de servicios y entidades del estado que facilitan la comisión de delitos… pero,  los atenuantes que pudieran considerarse en la relación  tentado/tentador no exime a los infractores de la legalidad en una u otra parte a responder por sus actividades violatorias.
Otros de las prácticas están relacionados con la cantidad de trabajadores contratados y su declaración para el pago de los impuestos, suele usarse además la figura del trabajador doméstico que entra en el régimen de tributo simplificado y se evade así el pago por el uso de la fuerza de trabajo… pudiera mencionarse varias figuras del delito, y la omisión de lo legislado, que son las que hacen que el trabajo de inspección se precise con mayor rigor y sistematicidad.                     Sobre estos asuntos conversamos también con Lisbel Tena, la dueña de El paso… la que por estos días está feliz pues la señora Jill Biden, esposa del vicepresidente de los Estados Unidos, quien viajó a Cuba interesada, entre otros temas, en el desempeño de las mujeres en nuestro país, cenó en su restaurante y elogió el servicio. La tiene contenta igualmente saber que las agencias de viajes seleccionan el sitio para traer a los turistas garantizándole un promedio de 300 visitantes en una semana, sobre todo los norteamericanos que vienen a la Isla.
Lisbel conoce de la labor de los inspectores, de las auditorías y las fiscalizaciones, dice que ella está acostumbrada porque en el sector del turismo, donde laboró 15 años son muy comunes. Lo son para uno y para el otro sector, por tanto no ve nada anormal en ese sentido. Nos trasmite con franqueza que en su comunicación con sus clientes ha indagado sobre el régimen de impuestos en el mundo y no es el cubano el  de mayores gravámenes. No pierde la oportunidad, antes de despedirnos, de reiterar: “se puede estar dentro de la legalidad" y  que ella pretende con pasos cortos, sin desmesuras y con austeridad,  consolidar su negocio en Cuba”.
 


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