Atragantada tiene el dolor
las gargantas, Chávez, el Comandante de la América buena, parte a sus misiones más largas. Siempre
es triste ver irse al padre de todos, al hijo de todas, al hermano y compañero
de un continente que le da el a dios pretendiendo reencontrárselo en la
urgencia de las tareas eternas.
Para lo cierto, para lo
innegable… para quien hizo la fe en obras que dieron vista a ojos pobres
enfermos, o que condenaron con conocimientos y maestros a la ignorancia, para quien
dio techo, repartió justicia y pensó en pueblos enteros y sus humildades, para Chávez:
que es todo eso, y es todo él en
nosotros, la muerte no es cierta ni
habrá silencio para su ejemplo.
Hoy le hacemos una
ofrenda, es cierto que pacta con el dolor, pero ni el más terrible, ni el
implacable, ni el más feroz de los tiempos será obstáculo, ni pretexto Chávez para
que tu voz y tus pasos nos sigan guiando en este, solo aparente, silencio
mortal.
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