Esta exposición es hija de un intento de acercarse a las intimidades y los significados, a la oportunidad que tienen otros de expresar sentimientos a través del pincel y la técnica de este joven artista que ha servido de vehículo para perpetuar las nimiedades y las relevancias de objetos, personas o animales que viven cuales asideros para quienes acudieron al llamado de Roberto Noguel en su convocatoria de pintar perfiles.
Así surgieron cuadros con hermanos bien o mal llevados, hijos, viejos, perros, aves, oficios extraviados y objetos que a pesar del tiempo y las tecnologías perduran para el beneficio colectivo. En el lienzo, con los colores resurgidos de una técnica que le es singular a Noguel quedarán para siempre estas expresiones que parecidas o no a la visión de los otros, perdurarán como fotos de esas abstracciones que son las pasiones y el amor.
Un perfil para un frontal...
Creí importante perpetuar el perfil de José
Roberto, que es como eternizar su lado desconocido, porque de ser tan
transparente, tan de dar siempre su cara, y su rostro, a cada problema, a
cada circunstancia… he llegado a ignorar su ángulo
lateral. No es que desconozca a mi hijo, lo sé de memoria, es calco y
semejanza a lo que soñé… que no quiere decir que no posea lunares, o
áreas oscuras... Pero, José Roberto, siempre mira de frente, y de
frente es su conducta y sus posturas: por eso quise que el artista
enseñe el rostro que él se niega para otros, consiente que para dar la
espalda a las cosas solo basta con voltearse un poquito al lado de los
asuntos o de los demás. Y, si hay personas que necesitan un perfil, en
este caso no es que él no lo tenga, más bien es menester conocérselo.


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