Un viejo refrán cubano demerita el valor nutritivo de la calabaza afirmando que es lo mismo comerla que untarsela. Claro, muchos son los artículos que desmienten esta manera absurda de minimizar su aporte en fibra, vitaminas, enzimas y pigmentos, pero si hoy quiero hablar de este amarillísimo vegetal es porque quedé completamente admirada con la obra de Alexis Fundora, Maestro Internacional de Cocina, que aparece al centro de la foto.
La calabaza acompañó la mesa de los floridanos en el 2008, pues, sabiéndose como ningún otro fruto apegado a la tierra, sobrevivió los huracanados vientos del Ike para perecer sólo en la supervivencia alimentaria de la gente de mi pueblo.
Este Chef adornó la mesa conque celebramos el Día de la comida cubana, el 18 de octubre, con más de un tallado sorprendente de frutos de calabazas que, según Alexis, es muy noble para este tipo de decoraciones. Mas yo insisto en que a pesar de todo, la obra del Maestro Fundora, bien pudiera ser un "singular monumento" a la calabaza que nos acompañó cuando los estragos del Ike y que tendrá que seguir "agigantandose" en los programas de siembras de cada campesino o empresa agrícola del territorio, los que sabiéndola útil y provechosa se niegan a sembrarla.
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Tomado de
Granma
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Hace 1 año
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