No sólo tienen valores literarios las “Memorias sobre la vagancia” de José Antonio Saco, las que lo distinguen por un estilo de excelencia, sino que tienen indudable mérito sociológico, teniendo en cuenta sobre todo la vigencia de algunas de las ideas expuesta.
Si bien la Revolución cubana consiguió resolver y eliminar las causas medulares que arrastraba la nación desde la colonia* y que colocaban a la vagancia como uno de sus carísimos males sociales, el fenómeno aún nos incomoda en el presente para que Cuba pueda subir incólume al rango a que la llaman los destinos.
No es difícil averiguar quiénes son los vagos que existen entre nosotros. Es más, hace 180 años Saco observaba que una organización funcional que permita saber quién vive en cada barrio y cuál es su ocupación y destino: un examen de esta naturaleza solamente podrá ser temible a los pícaros, porque el hombre de bien, no teniendo nada que lo intimide, mirará cifradas en él su conservación y seguridad. Como ven nada más parecido a los Comités de Defensa de La Revolución, que existen en cada uno de los barrios de la Isla y que pudieran, de quererlo, combatir la vagancia.
Porque a pesar de que muchos se han sentido estimulado con las nuevas formas de trabajo individual y privado que ha facilitado el país, y de la entrega de tierra en usufructo para laborarla productivamente… muchos son los que aún huyen del trabajo, esgrimiendo tal vez, las medidas de reajuste de las plantillas de empleo en entidades estatales, la que por efecto no ha generado más que reacomodo de fuerza de trabajo entre organismos y ramos. No por gusto, ni desconocimiento del hecho, Raúl Castro reitera en cada uno de sus discursos la necesidad de trabajar duro para salvar a la nación.
Una fuerza mayoritaria tiene Cuba de obreros y trabajadores, de cualquier oficio y especialidad, pero no ha de suficiente mientras otros no contribuyentes con el tesoro público logran viven del sudor y el esfuerzo colectivo.
* Las casas de juego, los abusos de las loterías y billares, falta de escuelas y
bibliotecas….En Memorias sobre la vagancia. José Antonio Saco.
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