jueves, 11 de septiembre de 2014

Estirpe

Los demandantes habían llenado la calle principal frente al sindicato del central “Estrella” y llegó la guardia rural. Fue, durante el período de la II Guerra Mundial, en plena  huelga de los obreros cubanos contra la medida de congelar el precio del azúcar. Al pueblo de céspedes le llamaban Muscú chiquito por la intensa agitación comunista.
Entre palos y golpes los huelguistas comenzaron a correr  y la soldadesca se valentonó.  La gente sintió confusión, y hasta los del partido comunista echaron a correr para escapar de la golpiza, pero… Ramón emergió de corajudo entre los dos bandos y levantó la moral combativa porque “no había porqué aceptar  la medida del presidente Grau”.
Ramón había llegado al pueblito de Céspedes, con el nombre del hermano porque en Matanzas ya estaba quemado. Era guapo, corajudo… ese día llamó a capítulo y puso en punto de giro la pelea rescatando el sentido de la huelga. No tenía militancia pero apuntaba de rojo como si fuera todo un bolchevique. Por su bravura lo tildaban como Gallo de pelea y así lo recuerdan los más viejos del pueblo.
Sin embargo, ni en los listados de combatientes, ni en las páginas escritas de la historia del municipio aparece su nombre…. Ramón fue guapo y enfrentó los desmanes del gobierno más no lo hizo buscando premios ni condecoraciones; participó por su estirpe de luchador, de justiciero, de ideas que estaban claras, y,  por la certeza de que en manos de los valientes están las libertades y las victorias.
Ramón era mi abuelo, hace algunas horas alguien me contó la anécdota de su intrepidez en plena calle, de sus dimensiones ante la modestia, y… me sentí orgullosa. Esa es mi estirpe…. Y ya lo dice el refrán: de casta le viene al galgo.

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