Esta es “la Chivita” que, con solo dos meses de nacida, sus pequeñas ubres están repletitas de leche como premonición de que su misión esencial es amamantar de sus senos a sus futuros crios. Ya ella sabe, como prematura noticia, de que a las hembras y las madres la naturaleza las dota del primer e insustituible alimento para la vida.

Néstor Juan De Zayas es el campesino que le vio nacer y casi con sus manos le ayudó salir del vientre pelinegro de su madre, a quien no le preocupa las ubresitas de la recién nacida: sabe que de sus tetas, que también están repletas, será de donde le llegarán las fuerzas a esta precoz “mujercita”.
“La Chivita” no tiene nombre aún. “Campanita”, su chiva madre, no le ha bautizado todavía porque ocupada en alimentarla cada día y en ayudar a Néstor Juan en el acopio de leche para la industria láctea, a penas si le queda tiempo para mirar a esa pequeña que se deja “ordeñar” del campesino y nos posa para la cámara.

Ahora le queda dudas a De Zayas, si esta pequeñita con tarros servirá para artista de televisión o para madre reproductora, mientras tanto se ha enterado que tendrá que ver a la recién nacida con un veterinario porque eso de que su “chivita” ya tenga leche en sus pequeñas ubres puede parecer toda una curiosidad, mas significa un asunto de atención médica para comprobar las causas.

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