El Casino Español de los años 40, decidió financiar para la sociedad blanca de Florida una presentación del Benny y su Banda. El salón, que prestigiaba a la ciudad por su céntrica ubicación frente al Parque y a un lado de la carretera central, concedería un baile para la aristocracia local con el ritmo contagioso de un hombre cuya sonoridad de alma y cuerpo se imponía como bueno “a pesar de ser negro”.
Era el Benny, ese que nació en Lajas, la sureña y occidental ciudad de Cienfuegos; era el músico que se inició en la improvisación del son junto a su sillón de limpiabotas en el camagüeyano Vertientes; el que tuvo que meter sus brazos a carretillar en el almacén de azúcar del pueblo donde buscaba sustento para la familia. Era el hombre que no olvidó su origen ni pudo nunca soslayar los vejámenes que padecían los pobres y los de su raza. El casino le pagó para que le tocara su música a los blancos y con el mismo dinero puso a bailar también a los negros.
Cuentan las anécdotas que al otro lado de la carretera central, a solo unos metros del Casino Español estaba el Club de Los 30 que agrupaba a la sociedad negra de Florida. El Benny puso caliente la sala y en los descansos de la orquesta y los bailadores atravesaba la calle para ejecutar allí, con su Banda, sus más rítmicas letras de manera gratis para los negros y los pobres discriminados.
Los Floridanos hacen correr estas memorias pero el pueblo evoca, sobre todo, al Benny en “Mi Saoco” donde inmortalizó el nombre y la presencia de nuestra ciudad con ese sabrosísimo estribillo que dice Vertientes, Camagüey, Florida y Morón.
* El casino Español es hoy La Biblioteca Municipal. El Club de los 30 es la sede de la Cruz Roja.
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