Lisi ya aprendió su primera palabra: carbón. Resulta que todos los días en la mañana pasa el carbonero anunciando su mercancía y a fuerza de repetición la pequeña demostró sus aptitudes de hablante; en lo adelante, conociéndola como la conozco la Lisi no se callará mientras viva.
Ahora los niños en Cuba, al parecer, aprenden más rápido hablar con los pregoneros que con los padres. Es verdad de Perogrullo que el lenguaje es resultado del aprendizaje y la imitación de sonidos. Los padres están en el trabajo o atormentados con preocupaciones de fondo mientras más allá de la puerta principal de casa desfilan contagiosos pregones que hasta los ¨grandes¨ los repetimos una y otra vez, pues su singularidad y ritmo son muy contagiosos.
Cervantes, el padre de nuestra lengua recreó en su obra cumbre a ese mismo hombre de sabiduría popular con su Sancho Panza. La lengua literaria se nutre de afanes estilísticos y de la fuerza imperecedera de la lengua hablada común, patrimonio de todo el pueblo.
La lengua es, por sobre todo, oral: habla. La escritura la fija. La gramática le da su norma. Cuando el español, hacia finales del siglo XV alcanza su nivel literario más alto, ya en ese momento nuestra lengua es idioma de dos mundos.
El español tiene aproximadamente más de 88 mil términos y alrededor de 500 mil vocablos, números que pueden aumentar debido a que "cada vez van surgiendo nuevas voces y los diccionarios las recogen, después de estar determinado tiempo en el habla de los hispanohablantes".
Si a la misma Real Academia le preguntara cuántas palabras tiene nuestro idioma tampoco va a dar un dato, porque aparte del diccionario de la RAE que es el oficial, el normativo... vamos a encontrar muchos diccionarios de uso o de referencia que recogen muchos términos que están fuera del diccionario académico, y que se emplean.
Por ejemplo la vigesimotercera edición del diccionario de Lengua Española, preparado para el 2013 y que incluye entre sus novedades la palabra ‘tsunami’, término utilizado para definir una "ola gigantesca producida por un seísmo o una erupción volcánica en el fondo del mar"
Pero volviendo al vendedor de carbón, en Cuba muy particularmente, la realidad económica y social ha introducido el término cuentapropista, hombres que en su producción particular aportan en términos de economía, cuya denominación aparecerá sin dudas en los diccionarios y a los que habrá por demás que agradecerles el rescate del pregón callejero, ése que inmortalizó la Rita Montaner o el Bola de Nieve desde el pasado siglo.
Díaz-Canel: Es hora de comprender y emplear todos los recursos de la
comunicación social
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Tomado de
Granma
Este proyecto no está escrito en piedra, como no puede estarlo nada
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Hace 1 año
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